Nequáquam fue fundado con la sincera intención de profesionalizar mis habilidades digitales. Y funcionó: diseñé y programé sitios web, fotografié a gente y cosas, retoqué fotografías propias y ajenas; imprimí sobre papeles, cartones, plásticos y envases de todo tipo; edité vídeos y audios, y diseñé sus carátulas y menús. Y me gustó. Pero sigo sin considerarme profesional. No lo soy y no lo seré. Soy amateur.
Amateur, un galicismo tomado del latín amator —literalmente: el que ama— y utilizado peyorativamente por profesionales, define a la perfección mi concepción del trabajo, lo que siento por lo que hago y como he llegado hasta aquí.
Eso es lo que somos todos, amateurs. No vivimos el tiempo suficiente para ser otra cosa.
Videojuegos
Hay una disciplina en la que estoy seguro que puedo demostrar mi formación y mi pasión por las cosas bien hechas, y es sin duda el desarrollo de videojuegos independientes. Y en eso estoy, trabajando y aprendiendo con las herramientas adecuadas y la inestimable colaboración de buenos amigos. Con dos proyectos propios en marcha y confirmado un tercero a medida, estoy seguro que daremos que hablar. Y jugar.
